martes, 29 de octubre de 2013

¿DE VERDAD CREES QUE PUEDES TRABAJAR EN ESO?

Nada, que no hay manera. Por mucho que insistamos los que nos dedicamos a la orientación profesional aún quedan muchas personas que se lanzan a la búsqueda de empleo empezando la casa por el tejado.

El párrafo anterior tiene relación con una llamada de teléfono que recibí hace un par de semanas. En ella, la hija de una amiga de la familia me llamaba para preguntarme por el tipo de preguntas que podrían hacerle en una entrevista de trabajo que iba a tener el día siguiente (¡preparaba la entrevista con tiempo, la chica!). Pues sencillamente, te harán las preguntas que permitirán al entrevistador/a hacerse una idea de tus competencias y de tu idoneidad para el puesto al que optas, le respondí.


- Vamos a ver, ¿en qué consiste ese trabajo?, pregunté
- En dar clases de pintura, en enseñar a pintar.
- ¿Tienes experiencia previa como profesora?
- Sí, unos meses, pero ya ves... me fue fatal porque con el carácter que tengo... Pegaba un zapatazo y allí no se movía nadie!!!

¡Bien empezábamos!

Si ya de entrada alguien reconoce que por su carácter no sirve para desempeñar un determinado trabajo, entonces... ¿por qué insiste en presentarse?, ¿le gusta que le cierren puertas?, ¿le gusta que le digan que no?, ¿se lanza a ver si por casualidad suena la flauta?...

A esta chica la he visto desenvolverse en su profesión y me pareció que como pintora podía llegar a ser tan buena como lo son su madre y su tía pero...  transmitir esos conocimientos ya es otra cosa y requiere, además, estar en posesión de unas competencias que poco tienen que ver con las habilidades puramente profesionales de la ocupación como pintora. 

Entramos aquí en el quid de la cuestión. En demasiadas ocasiones nos lanzamos al agua sin comprobar si la piscina está lo suficientemente llena como para no estrellarnos contra el fondo. Nos inscribimos en ofertas simplemente porque guardan cierta relación con nuestra experiencia o formación, lo que no quiere decir que estemos capacitados para desempeñar el trabajo concreto que se demanda. El que veamos escrita en una oferta la palabra que hace alusión a nuestra profesión no siempre quiere decir que el puesto sea para desarrollarla tal cual. Cuando leemos "se necesita pintor/a para impartir clases", no están pidiendo pintores sino profesores que, además, sean pintores, que es otra cosa. A veces "no queremos entender" correctamente lo que leemos.

Por consiguiente, es absolutamente necesario conocer previamente qué tipo de trabajo tenemos realmente que desempeñar, cuáles son esas competencias sobre las que nos van a entrevistar y si coinciden con las que poseemos, que en el ejemplo expuesto no serían las de pintora como competencias centrales sino las específicas del proceso de enseñanza-aprendizaje además, entre otras, de una buena dosis de paciencia y de autocontrol, habilidades claves para poder enseñar y que, al parecer, en el ejemplo fallaban.

Así pues, y antes de responder a una oferta, determina previamente las tareas y competencias de ese trabajo, porque presentarte a un puesto para el que no estás preparado/a hace que vayas a la entrevista proyectando tu inseguridad, de manera que tendrás muchas papeletas para que la persona que te entreviste se dé cuenta de ello. Y lo hará, te lo aseguro.

Si previamente no hacemos un ejercicio profundo de autoconocimiento, si no somos conscientes de lo que se nos pide, si no determinamos aquello en lo que somos realmente buenos y aquello de lo que deberíamos olvidarnos como objetivo profesional, iremos dando tumbos de entrevista en entrevista, recibiendo un "no" tras otro, y por consiguiente, minando cada vez más nuestra autoestima. Al final podemos terminar por no saber ni pintar.

Piensa bien antes de pinchar sobre el botón "inscribirme en la oferta". ¿Realmente puedes trabajar en eso?

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